La Inteligencia Artificial presenta tantas posibilidades como riesgos entraña. Entre ellos, el de convertirse en un gran aliado para los ciberdelincuentes en un tiempo en el que los delitos cibernéticos contra empresas y particulares están a la orden del día.
La tecnología avanza a pasos agigantados, y con ello las posibilidades para hacer el bien –y el mal– se multiplican exponencialmente. La Inteligencia Artificial se empieza a emplear como un método que multiplica las posibilidades, incrementa la velocidad y simplifica un sinfín de tareas, pero tiene unos enormes riesgos asociados desde su puesta en práctica más allá de la pérdida masiva de puestos de trabajo que puede generar en muchos de los sectores profesionales.
La IA está comenzando a ser decisiva como cómplice involuntaria en numerosas amenazas cibernéticas, un problema que no es nuevo, pero que en el 2023 que acabamos de dejar atrás se ha mostrado más vivo que nunca. Y es que el año pasado fue bastante fructífero en lo que respecta a los ciberataques, cuyo número se antoja superior a los 375.000 que se realizaron en 2022 a organizaciones y empresas ubicadas en nuestro país. Por no hablar de los particulares, también afectados no sólo a través de sus ordenadores, sino de sus teléfonos móviles.
El problema es especialmente grave en España, donde según estudios recientes se producen 1.250 ciberataques de media cada semana, convirtiéndonos en el tercer país del mundo que más delitos cibernéticos registra, tan sólo por detrás de Estados Unidos y Rusia.
En cuanto a las clases de delitos, como ya saben existen muchos, pero algunos de los más frecuentes siguen siendo el ransomware, técnica para robar información y muy utilizada para chantajear a empresas; o el phishing, que consiste en suplantar la
identidad de una organización o entidad para engañar al usuario y que este brinde sus datos. Normalmente se lleva a cabo a través de correo electrónico, pero también están en auge variantes a través de mensajes SMS (smishing), así como extorsiones por vía telefónica (vishing).
Una nueva amenaza
La implantación de la Inteligencia Artificial supone, como decíamos antes, grandes posibilidades, pero también importantes riesgos y amenazas, mejorando las armas e incrementando el potencial de los ciberdelincuentes, que encuentran nuevas vías para realizar sus delitos. Por ejemplo las clonaciones de voz e incluso los deepfakes, vídeos que muestran imágenes falsas que parecen ser reales, multiplicando las opciones de engaño.
En cuanto al phishing, la IA ha mejorado la eficiencia de esta técnica. ¿Por qué? Porque anteriormente, en muchos de estos intentos de timo la manera de escribir o las faltas de ortografía recurrentes llevaban a los usuarios a sospechar de la fiabilidad y autenticidad de la fuente que los enviaba, poniéndose en guardia y evitando así ser engañados. Pero ahora, los delincuentes pueden utilizar la Inteligencia Artificial para escribir textos prácticamente perfectos y sin errores, reduciendo las posibilidades de ser descubiertos.
Prevención ante el fraude
Ante estas nuevas posibilidades de fraude …
Lea el artículo completo de Felipe García, Abogado y Socio de Círculo Legal, publicado en El Economista
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