El próximo 20 de junio, y con ocasión de su asamblea anual, la red internacional de firmas de abogados, In Law Alliance prepara un interesante evento jurídico, con intervención de figuras de primer orden del mundo del derecho y de la empresa, para abordar un tema importante y difícil. El cohecho internacional, las responsabilidades en que pueden incurrir los directivos o las personas morales en los casos de sobornos producidos en el extranjero y los mecanismos de compliance que han de poner en práctica para evitarlo, las empresas que actúan y hacen negocios lejos de sus sedes.
De todo esto hablamos con su presidente, el abogado español Diego Cabezuela, experto en derecho penal y compliance
¿Por qué han decidido tratar este tema, en especial?
Salir a otros países, en busca del éxito empresarial, puede colocar a las empresas ante dilemas legales complicados. No es ningún secreto que, en determinadas zonas del mundo, las adjudicaciones de contratos, especialmente contratos públicos, están mediatizadas por la presencia o la sospecha de sobornos a las autoridades, o por la necesidad de contar con la ayuda de conseguidores locales, que, al fin y al cabo, es lo mismo. Las empresas, o los directivos de las empresas, pueden verse en la tesitura de tener que elegir entre entrar en ese juego, o el riesgo de quedarse fuera de los grandes contratos.
Pero naturalmente, hay que jugar limpio. Todos los países de la OCDE están sujetos a normas muy severas al respecto. El delito de cohecho internacional, como lo llamamos en España, está duramente castigado y alcanza no solo a las personas físicas que lo cometen, sino también a las personas jurídicas. En muchos casos, entre ellos, España, los Tribunales nacionales tienen competencia para juzgar estos delitos y condenar directamente a las empresas, aunque hayan sido cometidos por sus subsidiarias, en países remotos.
Pero entonces, competir en esos mercados bajo una legalidad o una ética propia de la OCDE, frente a operadores locales u operadores sujetos a normas menos exigentes ¿no es una apuesta empresarial condenada al fracaso?
No necesariamente. Se debe y se puede competir con limpieza y ganar. No se puede actuar como si esos países estuvieran en una especie de limbo, sin reglas, y fuera del Derecho Penal. Todo lo contrario, la globalización de la economía exige de todos crear un espacio mundial de transparencia, que asegure la lealtad de las transacciones, en cualquier lugar y para cualquier operador. Es un camino largo, pero hay que recorrerlo y tenemos ya avances importantes
¿Por ejemplo?
Los bancos que financian los grandes proyectos, especialmente el Banco Mundial, ejercen una labor saneadora formidable, al negar financiación a las empresas implicadas, ellas o sus directivos, en casos de corrupción, y además, inhabilitándolas para financiaciones futuras. Lanzan un mensaje rotundo a los operadores: si no juegan limpio, se quedan fuera del mercado.
¿Cómo está la situación en Iberoamérica?
Lee la nota completa de Diego Cabezuela en The Latin American Lawyer.
Articulo Diego Cabezuela para The Latin Counsel.msg
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